Ana Déniz in memorian Mientras nos ahogábamos en las sombras, el otoño llegó sin darnos cuenta y los caminos se perdieron bajo la hojarasca. Este otoño agónico y seco que se retuerce sobre sí mismo con sus dobleces anunciando heridas más profundas cuando la rabia se arruga hasta envejecer y las lágrimas se convierten en una savia babosa y amarga. Sí, el otoño ha llegado y ha cubierto el cielo de nubes negras, sobre las que anidan cuervos disfrazados de gaviotas que nos arrancan del alma jirones de recuerdos. El otoño ha llegado tarde, cuando ya no lo esperábamos como un pozo infinito donde se vierten las esperanzas como una noche oscura que nos cubre como una lápida. Y en medio de tanto vacío el sueño nos acaricia en las madrugadas y las raíces se encrespan en la memoria cuando la brisa fresca arrastra la hojarasca y los caminos nos buscan para llevarnos.
Este blog es un parto prematuro en el que el autor aún anda aprendiendo a cambiar pañales. A modo de incubadadora, solo pretendo que éste sea un lugar cálido y acogedor donde lo más importante sea compartir y aprender para seguir creciendo. ¡Bienvenidos!