Acariciar un horizonte con olor a pimiento
tierras cercanas de un nuevo mundo
con un cielo de hielo a medio hacer
como tortilla estrellada de huevos fríos
en la que tu cuerpo de vino se convierta en patria
de corazón desalmado envasado al vacío
susurrando la sal de tus sueños rotos,
el sabor del tiempo perdido en escabeche,
la fragancia del miedo sin ataduras,
la salsa de rabia a fuego lento
cuando la piel ajada se hace deseo
entre gemas caramelizadas de dudas picantes
y nuevas sensaciones deshuesadas al vapor.