La mirada…
sueño de cristal
que se rompe en la noche inesperada,
desgarrando, sus cortantes aristas, la carne.
Fluye
la roja sangre
manchando los cuadros rotos
en otras noches
de rabia contenida
que rasgan, llorando, el lienzo.
La mirada…
afilada
hiere el presente,
que desprecia
y desafía,
en el grito contenido
en la renuncia al aire contaminado
que lo envuelve,
con ese gesto de rebeldía
donde nacen los recuerdos
donde brotan las lágrimas rotas
empapando los sentimientos
como pinceles que paren figuras,
desesperadas,
que quieren salir del cuadro,
que huyen del pasado,
prisioneras…
de tu mirada.
Pilar Aguarón, Autorretrato, 1991.