Tu mirada me secuestra
cuando la noche llega
y entre el bosque de la multitud
siempre escucho tus silencios,
y tu expresión severa
se hunde en mi piel
dejando heridas abiertas
para cobijarte.
Los años clandestinos
nos han vuelto camaradas,
cómplices en la guerra
guerreros en el amor.
Y de nuestros ideales
hemos bordado una bandera,
que ondea a media asta,
sin juramentos ni promesas
porque el presente es nuestra patria
y tu risa una batalla por ganar.
Son los amaneceres los más tristes
cuando tu lado se vuelve ausencia
y los labios lloran tu partida,
mujer de media noche,
de atardeceres sin Sol.
Te busco en la noches sin Luna
en los mares secos
en la flor sedienta
que echa raíces
cuando el olvido
no me alivia y me atormenta
si no estás tú.