Nadie me salvará de este naufragio; con tan solo veinte años quedo sola en este mundo perdiendo a todo ser que amaba. Cómo puede ser la vida tan injusta, capaz de destruir el corazón de una persona como si de un fino cristal se tratara, dejándonos huérfanos, viudos, desamparados. Las calles por donde ahora camino han perdido su color siendo en este día distintas, pero tampoco son iguales los cientos de rostros sumergidos en tristeza que hoy contemplo desolada, y que antes por muy poco que tuvieran caminaban felices junto a sus hijos, ahora perdidos, quizás, en un barco sin rumbo a la deriva...
Este blog es un parto prematuro en el que el autor aún anda aprendiendo a cambiar pañales. A modo de incubadadora, solo pretendo que éste sea un lugar cálido y acogedor donde lo más importante sea compartir y aprender para seguir creciendo. ¡Bienvenidos!
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martes, 13 de abril de 2010
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La sal de tu ausencia
Alguna veces, cuando los días nos dejan solos huelo la sal de tu ausencia y presiento el murmullo de tus secretos que se petrifica...
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Los ojos más bellos que horadaron el tiempo se han dormido en tus manos y la cama vacía se ha acurrucado de sonrisas heridas, ...
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Alguna veces, cuando los días nos dejan solos huelo la sal de tu ausencia y presiento el murmullo de tus secretos que se petrifica...
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S i he de mentirte alguna vez prefiero que sea en la noche cerrada donde las lágrimas escondan su brillo y el viento anuncie la despedida c...