Cuando cerré los ojos
dejé de oír sus gritos ahogados,
los que encogen el alma
cuando el miedo
revienta
cuando el dolor se desangra.
Primero la zarandearon y la insultaron
luego violaron a mi hermana,
la tuya,
la que siempre paga.
Destrozaron la vieja tele
y sus cristales
cayeron como lágrimas,
cayeron las
cortinas rojas sobre el suelo
y el suelo se llenó de golpes y de sangre.
El aire se tiñó de lamentos,
el amor de odio
el refugio en tumba
el grito en llanto.
Cuando cerré los ojos
las huellas se borraron.
El viento sobre la arena,
La piel quemada,
los tambores de guerra
la tierra mutilada.
Cuando cerré los ojos
hundieron sus uñas en el mar
de sangre negra,
de peces de plástico,
de gaviotas sin plumas,
de piel acerada.
Y sus carnes podridas de oro,
fueron devoradas
por rostros buenos,
por rostros malos,
los que salen en la tele,
los que siempre salen
cuando cerramos los ojos,
cuando apagamos los miedos
cuando nos ignoramos.