En la oscuridad del tiempo perdido
se oyen gritos de silencios
que desgarran las paredes fangosas
del pozo profundo de tu alma,
donde habitan las siluetas avergozadas
de tus anhelos moribundos,
de tus fantasías irrealizadas,
de tus hambrientas ambiciones,
esperando raquíticas,
mientras pierden la fe en ti,
en tus proyectos inacabados,
enredadas en las raíces podridas
que no supiste alimentar.
Los años se convirtieron en losas
que cegaron la entrada
y el eco agonizante repite,
desde entonces,
las palabras que callaste
para dejar de ser tuyas.
Ahora cuando la vejez te reclama,
los sueños vuelven a visitarte
y a susurrarte al oído
recuerdos y esperanzas,
caminos perdidos…
Y mientras tus labios se vuelven sonrisa,
la luz ilumina las profundidades
de aguas limpias,
en un mar de corales,
espejismo de ilusiones,
en el que te contemplas
engañado,
donde mueren tus traiciones.