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Mostrando entradas de junio, 2010

El renacimiento de Eva

Resurges impetuosa enarbolando la razón de los deseos, los hechos consumados de la imaginación; provocadora, te acompaña la mirada que petrifica, gorgona contemporánea, que acechas asesina; humedad de voluptuosas formas, gotas que acarician tu cuerpo entre los granos arenosos que condecoran tu piel mojada; las huellas que se arrastran por el pasado, de turbios recuerdos, en la arena ensalitrada, te persiguen atormentadas sin alcanzar tu desmemoria, y una ingenua sonrisa, casi maliciosa, borra esa estela de espuma blanca, que brota del semen marino del dios dolorido, déspota celeste, violador de voluntades que copula sobre la tierra fértil y que te engendró entre el grito desgarrado y el deseo incontrolable. Ahora llevas en los ojos el brillo de tu padre, su prepotencia en tu belleza exultante, su fuerza en tu fragancia irresistible, su rabia en tu contoneo sinuoso, su obsesión en tus pérfidas promesas, su locura en tu deseo caprichoso que contagias a los mortales, arrebatándoles la r

Tras la sonrisa (XVI)

-¿No te habré despertado Victoria? ¿te noto como si estuvieses media dormida? –Preguntó Juani, temiendo haber sido imprudente. -No, no es nada, solo que me acosté un rato sobre los cartones porque estaba un poco mareada- Dijo Victoria Eugenia, aparentando normalidad pero sin quitarle un ojo a su vecino. -¿Sobre los cartones? -Preguntó extrañada Juani. -Ah, no, es un decir, me refiero a los colchones de la suite. La verdad que está estupenda, la decoración es preciosa y las vistas ni te cuento –Explicaba Victoria Eugenia con todo lujo de detalles, mientras el hombre negro, que se había sentado al el otro lado de la callejuela, miraba a su alrededor buscando, atónito, la “decoración preciosa” de la que hablaba Victoria Eugenia. -¡Vaya! Con que una suite, ya veo que os va de maravilla. Por cierto, hemos visto a Juan hace un momento pero lo hemos perdido. Estaba muy gracioso y divertido hablando con una camarera morena muy guapa y bailando –Dijo Juani insinuósamente. -Gracioso sí, no te

Chani en el bosque encantado

   D urante años hemos recorrido el mismo pasillo, estrecho y oscuro, donde la luz se vuelve miserable y anidan tristes azulejos, que la sombra decolora; hijo de los días grises que nos apenan como si fuera catacumbas, asfixiando las sonrisas y encendiendo los ojos que buscan angustiados la salida. Y cuando crees que ésta se aproxima, las corrientes humanas se arremolinan llevándonos con ellas para alejarnos de nuestro destino.    Cuando vemos un claro en el bosque, luchamos contracorriente entre las raíces agrias y fuertes, de savia añeja y cortezas rencorosas, para llegar a un recodo del río donde surge una luz amable que nos invita a descansar. Es un lugar fresco y familiar, con agradables fragancias, que nos insita a charlar y reír, olvidándonos del fatigoso viaje y del próximo encuentro con belicosas tribus río arriba.    Como una lámpara de los deseos, conseguimos todos los pertrechos para proseguir el viaje. Una voz amiga te complacerá y sus ojos se iluminarán para darte la bi

Momento

Como ladrillos que recorren la pared, el dolor se amasa con sombra fresca y se cuecen a fuego lento, viejo, ahumado por la culpa con su calor sucio que corrompe y la salud se reciente hasta que grita, como un manifiesto que propugna el fin de algo, algo que ya no queda, como si fuera el alma rota, una coma en cada frase, un respirar profundo cuando no tenemos nada que perder, cuando el reino se ha rendido y la luz se aleja en la tarde,  despacio,  vislumbrando la sombra muerta, el momento último,    la mirada quieta, el frío mármol.

Cuentos chinos

   N unca antes había escrito sobre mí en este blog, no lo había considerado necesario, ni siquiera para opinar sobre algún hecho o alguna cuestión, no es esa la función que dio luz a este blog, y que aspira a reflejar el pulso artístico y literario actual.    Permítanme, sólo hoy, pues puede ser la última vez que escriba, que me desfogue, ahora que me siento triste y amargado; y siento decirlo, creo que también lo estarán ustedes cuando terminen de leer este artículo, al menos aquellos que les gustan escribir y/o sueña con ser escritores algún día.    Nos gusta ser aceptados, por eso vestimos a la moda; vamos a la peluquería (en mi caso es un decir) para que nos hagan peinados que desafían las más elementales leyes de la gravedad; aprendemos chistes, incluso los ensayamos en casa, para luego, entre los amigos, resultar graciosos y simpáticos; o nos empapamos en documentales televisivos, Internet o libros sobre diversos temas, desde el futbol hasta la influencia de los caracoles poli