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Mostrando entradas de junio 15, 2009

Andamana, la reina mala (IV)

Las risas, el murmullo y los gritos se extendían por toda la grada. La gente iba de acá para allá, saludándose y abrazándose. Los más jóvenes saltaban y hasta bailaban, agitando ramas en sus manos, siguiendo el ritmo de chácaras y tambores, mientras sonaban las caracolas, y los guayres y fayacanes golpeaban sus baras en el suelo. El tufo a higos y manteca de cerdo con gofio se mezclaba con el fuerte olor a tabaco, que salía de las cachimbas de los más viejos e incluso de los más jóvenes, escondidos entre el gentío para no ser recriminados. De vez en cuando, se veían pasar a manadas de muchachos de un mismo bando, que cruzaban miradas amenazantes con otros, que sentados se reían y burlaban de ellos. Cada bando solía sentarse en un sitio distinto, arropado en torno a sus machos, que eran los mas fuertes y bravucones. Los líderes de la manada, casi siempre, se hallaban de pie haciendo aspavientos y gestos amenazantes a los machos de otros bandos, a los que les recordaban sus victorias en

Extraño

Extraño tus silencios cuando pienso en ti, mujer sin rostro, de palabras acariciadas por tus dedos que acarician tus labios de sonrisa inexistente Te presiento cerca, como un halo de esperanza, como un gesto de cariño, suspiros de madrugadas, como hojas secas, de árbol noble, que sienten mis pisadas. Me muero dentro buscando tus pensamientos, tus deseos, tus anhelos, tus miedos Creo verte en todo lo que miro, en mi mano y en mis letras, en la mirada perdida, en esta noche ciega. Esperando tus palabras, en soledad sin que la suerte llegué.