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Exposición de pintura de Pilar Aguarón

        Nuestra amiga, pintora y escritora Pilar Aguarón inaugurará el día 8 de febrero su exposición de pintura "Con otras miradas" en el Espacio Cultural Adolfo Domínguez de Zaragoza. Para la ocasión se editará un libro en el que participamos 24 escritores, "Con otras miradas: 24 escritores en torno a la pintura de Pilar Aguarón" . Desde aquí le deseamos los mayores éxitos.

La obra colectiva "Oscurece en Edimburgo" se editará próximamente

     La obra colectiva "Oscurece en Edimburgo" se editará próximamente. Esta novela, creada por siete autores alternativamente a lo largo de siete meses y en sucesivos capítulos hasta completar los 55 definitivos, quiere aportar una nueva forma de crear, a partir de las nuevas tecnologías, y  de entender la literatura. En este nuevo género, los lectores y los autores se dan la mano para intervenir en el proceso creativo . El Adelantado de Segovia se ha hecho eco  de nuestro proyecto y comenta la proyección literaria de uno de nuestros 7 Plumas, Amando Carabias. http://www.eladelantado.com/ noticia/local/118275/Gran- Hermano-literario  

De la tierra

De la tierra Cuando el olor a tierra seca te angustia, cuando sus cabellos blanquecinos se despeinan, te ahogas en el presentimiento, en la larga espera, entre las horas que resbalan del reloj, como gotas que golpean tu conciencia, y un temblor recorre tu cuerpo cuando presagias que la despedida está cerca. Quieres abrir los ojos para no dormir  y soñar despierto, para que el mañana no llegue, añorando los recuerdos y maldiciendo los silencios ladrones de tierra y de madres que ya no volverán. Revives el olor a tierra fresca, al pacto de sangre y sudor que te vio nacer y que se mezclan con la tierra fértil, olor a hembra, donde el barro nace y el dolor pare hijos gritando amor y rabia en los caminos pedregosos, con el paso firme que aprendimos tras ella, como latidos que nos empujan, con su mano que te sujeta, con ternura, cocida a fuego lento, entre risas, con su sonrisa pícara, en el juego, con su mirada atenta. Y cuando el horizonte se emborron

Alma de arena

             E l aire se volvió arena y los rostros se convirtieron en esculturas, que se arrastraban entre las dunas. Las huellas cayeron en el olvido y el tiempo borró el recuerdo; la memoria de aquellos humanos quedó reducida a los últimos gritos, ahogados por los aullidos eólicos. Luego, sus carnes se secaron y se pudrieron rápidamente, y los huesos emblanquecieron  y se separaron de su armazón, para viajar libremente por el desierto, arrastrados por el viento, hasta que se sumergieron en él. Si alguna vez existieron lo fueron exclusivamente para ellos.             Sus almas, desesperadas, recorrieron el mundo buscando su reconocimiento, pero no encontraron a nadie que los recordaran. Entristecidas, las almas lloraron durante muchos años; fue, entonces, cuando sus lágrimas se confundieron con la lluvia, y muchos vieron como sus cuerpos se empapaban respirando esa humedad triste y desgarrada. No tardaron en caer en la locura y despertar en

La mirada

La mirada… sueño de cristal que se rompe en la noche inesperada,   desgarrando, sus cortantes aristas, la carne. Fluye la roja sangre manchando los cuadros rotos  en otras noches de rabia contenida que rasgan, llorando, el lienzo. La mirada… afilada hiere el presente, que desprecia   y desafía,  en el grito contenido en la renuncia al aire contaminado que lo envuelve, con ese gesto de rebeldía donde nacen los recuerdos donde brotan las lágrimas rotas empapando los sentimientos como pinceles que paren figuras, desesperadas, que quieren salir del cuadro, que huyen del pasado,  prisioneras… de tu mirada. Pilar Aguarón, Autorretrato, 1991.

Las gilipollas

            A hora que somos una sociedad madura que tiende a envejecer y a sufrir los achaques de la edad, nos asusta el descontrol, el caos y el desgobierno. En la vieja Europa, después de vivir una vida llena de hitos históricos, de ser la impulsora del progreso y las libertades; del bienestar social y la democracia, nos volvemos asustadizos y conservadores; sin duda, este mundo vertiginoso y cambiante nos incomoda y atemoriza. Hemos perdido la agilidad mental y física que nos lanzó a las calles parisinas, o de cualquier otra ciudad europea, guiados por la libertad, en medio de las barricadas del inconformismo y embriagados de idealismos revolucionarios, y no era un fin lo que perseguíamos, sino ese ambiente romántico, una forma de vida, el ser utópicos sin necesidad de utopías. Pero ya somos la vieja Europa, la que se empeña con ese caminar victoriano, con la cabeza muy alta, a pesar de los problemas de cervicales que padecemos, sin querer reconocer que ya no somos el centro del

Arde el Aaiún

Arde el Aaiún A varios miles de kilómetros de aquí mueren o han muerto soldados españoles en misión de paz, en Bosnia, Líbano, Afganistán... El gobierno de mi país considera que es necesaria esa intervención, porque en esos países se violan los derechos humanos, se perpetran campañas de limpieza étnica o se conculcan los más elementales derechos de los pueblos. Desde donde yo vivo hasta el Aaiún   hay una distancia menor que de Zaragoza a Barcelona. Allí, en estos momentos, están muriendo niños, jóvenes y adultos indefensos a manos de las Fuerzas de seguridad del Estado marroquí. Hombres y mujeres han sido detenidos, violados sus domicilios, destruido sus enseres y pertenencias, torturados o desaparecidos. Creo que sería redundar decir que todo esto ocurre sin garantías constitucionales. El gobierno de mi país interviene en numerosos foros internacionales para lograr un mundo mejor y más justo. En algunos casos ejerce la presión internacional para conseguir que países, como Cuba, l