Olvidé el murmullo de las olas,
la lenta agonía de los sueños,
el vértigo del amanecer.
Olvidé arrancarme el cordón umbilical
que me encadena a la vida
y renuncia a la conquista del vuelo.
Olvidé tantas cosas…
y tantas otras que nunca imaginé,
ahora, cuando regreso a la casa
y las puertas ya están cerradas,
y las ventanas
colgadas de la tarde,
y los platos vacíos sobre la mesa.
Olvidé despedirme
y mirarme al espejo
y ya no sé quién soy.
Sin darme cuenta me fui alejando de mí.
Y, ahora, cuando
ya no soy,
sin darme cuenta…
olvidé los
fantasmas
que deambulan por
la casa
sin saber a dónde ir.
5 comentarios:
No es bueno olvidarse de las cosas amigo... pero así es la vida. Me gusto tu poema.
Gracias, hortensia, por tu comentario. Tienes razón, olvidar, a veces, es renunciar a uno mismo. Sin raíces no nos podemos sostener.
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Exactamente... no hay que olvidarse.
Pues para estar aprendiendo a "cambiar pañales" he de decirte que tus letras son las de un POETA...Me encantó...Te seguiré visitando.
Un saludo.
Gracias JotaJota por tu comentario. Un abrazo.
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