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El paraíso




Cuando llegué al paraíso, me pregunté qué dios me trajo hasta aquí si sólo tengo fe en mí, sólo en mi profundo convencimiento de volar hasta lo más alto posible, a costa de de los demás, a los que vi caer al abismo implorándome ayuda,mientras yo los observaba indiferente, convencido de que para existir vencedores tienen que haber muchos más perdedores, y sobre sus cadáveres fundé mi imperio. Y ahora estoy aquí lejos de todo, en esta paz inmensa, en medio de la calidez que me soporta, rodeado de un azul celestial, en el Edén del que tanto oí hablar y que me aseguraban que era el destino del honrado y del trabajador, y no para granujas como yo. ¡Qué equivocados estaban! ¡Qué lejos de la verdad se hallan los ignorantes cuando no quieren ver! Como si yo no me mereciera más estos placeres que otros, incapaces de creer en sí mismos; que aquellos débiles cuyos rezos no le sirvieron de nada, ni su vida ejemplar y sacrificada de verdaderos imbéciles. No, sólo los hombres como yo se han ganado este premio, los guerreros  más fuertes, los más astutos, sólo los más ambiciosos y sin falsos escrúpulos supimos sobrevivir entre tanta sangre para llegar hasta aquí. Firmado: Anónimo, Islas Caimán, verano de 2011.

Comentarios

Isolda Wagner ha dicho que…
Viva tu ironía! Es muy bueno. Me ha gustado mucho como nos llevas a la sorpresa final.
Besos desde otro paraíso, (casi) que no podemos quejarnos.
Marcos Alonso ha dicho que…
Gracias Isolda. No sé si me creerás, pero hasta yo me sorprendí por el final, no tenía la más remota idea de que iba a parar a ese lugar cuando empecé a escribir el texto.
Un abrazo.

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