miércoles, 2 de febrero de 2011

De la tierra


De la tierra

Cuando el olor a tierra seca te angustia,
cuando sus cabellos blanquecinos se despeinan,
te ahogas en el presentimiento,
en la larga espera,
entre las horas que resbalan del reloj,
como gotas que golpean tu conciencia,
y un temblor recorre tu cuerpo
cuando presagias que la despedida está cerca.

Quieres abrir los ojos para no dormir
 y soñar despierto,
para que el mañana no llegue,
añorando los recuerdos
y maldiciendo los silencios
ladrones de tierra
y de madres que ya no volverán.

Revives el olor a tierra fresca,
al pacto de sangre y sudor que te vio nacer
y que se mezclan con la tierra fértil,
olor a hembra,
donde el barro nace
y el dolor pare hijos
gritando amor y rabia
en los caminos pedregosos,
con el paso firme que aprendimos tras ella,
como latidos que nos empujan,
con su mano que te sujeta,
con ternura, cocida a fuego lento,
entre risas,
con su sonrisa pícara,
en el juego,
con su mirada atenta.

Y cuando el horizonte se emborrona
en los ojos humedecidos
el puño aprieta
como el alma encogida
cuando vuelve a la tierra.

4 comentarios:

Fernando dijo...

Muy triste, pero real este poema. Cada vez escribes mejor poesía, amigo mío. Estas líneas están estudiadas, son precisas y enseñan la verdad de la vida. Un fuerte abrazo.

Marcos Alonso dijo...

Mil gracias, Fernando, por tus palabras, todo un aliento para seguir en el camino tan incomprendido de la poesía.
Un abrazo, amigo.

Amando Carabias dijo...

Bravo, Marcos.
Estremece ese dolor de la tierra reseca, que aún así, sigue siendo tierra, y nos hacer revivir el recuerdo a tierra fresca, ese olor a hembra.
Marcos, no pares, sigue. Este camino de incompresión es un camino inevitable, así que disfrutemos.

Marcos Alonso dijo...

Gracias, Amando.

Tierra y madre, Gea en definitiva, Tierra madre o madre tierra. No dejamos de estar atados a ella por ese cordón umbilical que son cada una de nuestras madres, que también algún día se vuelven tierra, como nosostros.

Un abrazo

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