Crees, en la tarde,
adivinar su silueta,
vigilante.
Crees ver sus pisadas
en la arena,
que guían tus pasos
hacia el lugar seguro.
Crees mantenerte
flotando
con su simple mirada,
pero la tibia caricia
del soplo frío de la noche
te devuelve a la incertidumbre
donde todo se desvanece
y morimos, un poco,
también.
Hambrientos de su imagen
nos desconsolamos
al soñar con sus abrazos
que nos devoran.
Luego,
los años nos entierran,
poco a poco
y nos alejamos
sin dejar de mirar atrás
para adivinar su silueta.
4 comentarios:
Buen poema, pero no he conseguido adivinar de quién es la silueta. Podrían ser tantas cosas...
Un saludo.
La poesía nos puede sugerir muchas cosas, el lector puede así imaginar, como si estuviese interactuando. En este caso reflexionaba sobre el padre ausente, esa silueta cada vez mas difusa en el tiempo que va desapareciendo, y una parte de nosotros también.
Un beso
Es muy bonito. La silueta de los padres siempre anda detrás de nosotros, está bien mirar atras para acercarlos un poco más.
Se veía que era una silueta amada, pero no pensé que fuera del padre.
un beso, Marcos
Gracias Militos por tu comentario, "mirar atrás para acercarlos un poco más", me gusta esta imagen.
Publicar un comentario