domingo, 7 de junio de 2009

TARDES

El mar en calma sin color
brilla levemente
sediento de sal.

Rocas pensativas
recordando el oleaje,
su espuma.

Gaviotas sin alas
que se masturban
queriendo soñar.

Arenas sin huellas,
sin historias
sin estrella de mar.


Dulces sueños, sin sueños,
de serpientes
mordidas.

Alma vendida,
Comprada,
paz.

Piel gris
curtida al sol
de fuegos apagados
(cenizas).

Baja la marea
sobre un cielo
sin Luna.

Vuelven los cangrejos,
sin querer,
de sus escondrijos.

Late el corazón muerto
de sangre
envenenada.

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La sal de tu ausencia

Alguna veces, cuando los días nos dejan solos huelo la sal de tu ausencia y presiento el murmullo de tus secretos que se petrifica...